En 1934, Citroën rompió todos los esquemas de la industria con un auto que parecía llegado del futuro, con la creación en masa de su automóvil con tracción delantera.
El Traction Avant, su nombre, “tracción delantera” en francés, ya revelaba su gran revolución: fue uno de los primeros autos de producción masiva con tracción delantera, algo que en esa época sonaba tan raro como poner alas a un coche.
Pero no fue su único avance, el Traction Avant también incorporaba una carrocería monocasco, eliminando el pesado chasis tradicional y logrando un centro de gravedad más bajo, lo que mejoraba la estabilidad y el manejo.
Su suspensión independiente en las ruedas delanteras y su freno hidráulico en las cuatro ruedas le daban un comportamiento mucho más seguro y cómodo que la mayoría de sus rivales.
Además, su diseño aerodinámico, bajo y elegante rompía con la estética “alta y cuadrada” de los años 30, marco el camino para la forma de los autos modernos.
No por nada fue un favorito de gánsteres, policías y hasta de Charles de Gaulle.