por Crettaro Info
Crítica a la Desviación Funcional de la Protección Civil en Querétaro: “El que mucho abarca, poco aprieta”
La Protección Civil en México tiene un mandato claro: la prevención de riesgos, la planeación estratégica ante desastres y la supervisión del cumplimiento de normas oficiales en materia de seguridad civil. No obstante, en Querétaro, tanto las instancias municipales de la zona metropolitana como la Coordinación Estatal de Protección Civil parecen haber olvidado ese principio rector.
Han optado, preocupantemente, por asumir funciones que no les competen —como las de bomberos o paramédicos—, relegando su verdadera labor a un segundo plano.
Esta confusión de funciones no solo es ineficaz, sino contraproducente. El dicho popular lo resume con crudeza: el que mucho abarca, poco aprieta. Mientras vemos vehículos oficiales de Protección Civil acudiendo a incendios menores o atendiendo emergencias médicas, los aspectos sustantivos de su labor —como la inspección de medidas preventivas en inmuebles, la verificación de planes de contingencia en empresas, escuelas y centros comerciales, o la actualización de atlas de riesgo— permanecen descuidados o ejecutados de forma superficial.
La falta de inspecciones rigurosas y de una estrategia de prevención efectiva ha contribuido a una cultura de la negligencia. Se han vuelto frecuentes los incendios en naves industriales, las fugas de gas mal atendidas o las construcciones sin protocolos básicos de seguridad. El trabajo técnico de Protección Civil, sustentado en normas oficiales mexicanas (NOMs), ha sido sustituido por una operación mediática que prioriza la presencia visual sobre los resultados tangibles.
El problema no es solo administrativo, es profundamente político: se alimenta la imagen de cuerpos “activos” y “reaccionarios” para fines mediáticos, pero se deja de lado lo más importante: proteger a la población antes de que ocurran los desastres. Si la prevención es el corazón de la Protección Civil, entonces en Querétaro ese corazón late con desgano.
Urge una reorientación institucional, una autocrítica desde dentro de las dependencias y una exigencia ciudadana más informada. Porque la verdadera protección civil no es la que llega después del desastre, sino la que lo evita.
